Uno de los artículos más utilizados durante el primer año de vida del bebé, es el chupete.
Existen múltiples
tipos de chupete en el mercado y varios
motivos para animarse a ofrecer el chupete a los bebés recién nacidos.
Sobre cuándo empezar a usar chupete
Según los profesionales sanitarios, para
evitar desordenes de la alimentación, los bebés recién nacidos
no deberían usar chupete hasta su tercera semana de vida.
La lactancia es un proceso de aprendizaje. Si acostumbramos a los bebés recién nacidos a usar chupete antes de que aprendan a amamantar correctamente, podemos confundirles. Esta confusión puede llevarlos a
adoptar malas posturas bucales al amamantar, generando grietas en el pecho materno o dificultades para alimentarse adecuadamente.
El único caso en el que no confundiremos a los bebés recién nacidos si les ofrecemos el chupete desde el primer día, es cuando el pequeño se alimente exclusivamente de biberón, pues la forma de succión es la misma en ambos casos. Incluso usando pezonera para la lactancia, la recomendación es esperar a que los bebés recién nacidos se acostumbren a ella antes de darles el chupete.
El consejo de los profesionales sanitarios es que,
entre los dos y los tres años de edad, el pequeño abandone el chupete. Ya que, usar chupete o chuparse el dedo más allá de los tres años de edad
podría causarle malformaciones, tanto en su dentadura como en la forma de su boca. Y también
podría afectar al correcto desarrollo de sus habilidades sociales; por ejemplo, al habla.
La importancia de usar chupete
La importancia de usar chupete durante este período reside, principalmente, en su conveniencia como
medida de protección ante el llamado ‘
síndrome de muerte súbita del lactante’.
Mientras los bebés recién nacidos duermen, el chupete impide la obstrucción total de boca y nariz al dormir sobre el colchón, contribuye a una posición lingual favorable, promueve los microdespertares, aumenta los niveles de dióxido de carbono y potencia el tono muscular de las vías aéreas del sistema respiratorio.
Por otro lado, los bebés recién nacidos nacen con el
instinto de succionar como método de supervivencia. Este reflejo innato indica un buen desarrollo neurológico y desaparece, aproximadamente, a los cuatro meses de edad.
El chupete, por lo tanto, satisface la necesidad innata, en bebés recién nacidos, de succionar, ayudando a los pequeños a calmarse cuando están nerviosos, molestos, incomodos o tristes.
Succionar el chupete estimula la
capacidad de producción de colecistoquinina de los bebés recién nacidos. La colecistoquinina (CCK) es una hormona que induce varias respuestas: tranquiliza al bebé, le asegura una correcta alimentación, le garantiza un sueño reparador y forma parte de los componentes determinantes de la leche materna.
Usar chupete ayuda a los bebés recién nacidos a alimentarse correctamente, a hacer la digestión, a dormir adecuadamente y fomenta
los microdespertares en sus horas de descanso.
Otra de las ventajas de usar chupete es la posibilidad de
controlar el tiempo que el pequeño hace uso de él; más complicado de evitar si succiona sus deditos. Poder controlar el uso del chupete será muy útil el día que decidamos que ha llegado el momento de dejar de usarlo.
Contraindicaciones del uso del chupete
Usar chupete no tiene por qué ser contraproducente. Los inconvenientes vienen cuando el pequeño continúa usándolo más allá de la edad recomendada.
El chupete podría favorecer
infecciones bucales, como
muguett, caries o flemones, si untamos el chupete con azúcar o miel.
De igual manera que nos preocupamos por
la higiene de su biberón, asegurémonos de limpiar el chupete regularmente, bien sumergiéndolo en agua hirviendo o bien en una solución de clorhexidina acuosa al 0.12%.
También puede generar
infecciones de oído, como otitis media, especialmente si le alimentamos con biberón y de costado.
El chupete no es un substituto de la comida, los bebés necesitan cumplir unos horarios de comida regulares. Para ser eficaz, el chupete se ofrece después de comer, antes de dormir, o si está molesto o nervioso.
El chupete también
es un entretenimiento, no una forma de hacer que el pequeño deje de llorar. Averigüemos las razones por las que el bebé llora e intentemos atenderlas sin echar mano del chupete, pues podríamos crearle una dependencia emocional que, a la larga, no le favorecerá ni a él ni a los padres.
Tampoco atemos el chupete a ningún lugar, menos aún a la ropa del bebé. Y, si el pequeño no lo quiere, no hay por qué forzarle. Existen
otras alternativas de succión, como juguetes o materiales educativos.
Tengamos en cuenta que los bebés recién nacidos
utilizan la boca para explorar el mundo exterior, por lo que, introducirse objetos en la boca es un comportamiento indispensable para su correcto desarrollo.